martes, 3 de julio de 2012

Ella

Ella se despierta.. Y emite una gran sonrisa.
Soñó con ese momento todo el mes, desde el día que no lo ve. Por fin, habían arreglado una especie de encuentro, que en realidad no era un encuentro ni una cita ni nada que se le parezca, pero por lo menos, lo iba a poder ver. Eso la emocionaba.
Ella piensa que se va a poner de ropa, sabe que tiene que lucir hermosa, pero a su vez no tiene que perder su feminidad, porque ella no se regala, ella se hace valorar, se hace respetar.
Se pone nerviosa cuando se comunican a donde van a ir, le empiezan a sudar las manos y el corazón sufre un ataque compulsivo de taquicardia. No ve la hora de que llegue el momento de partir.
Ella se arregla, se peina, se pone su mejor ropa, se maquilla con cuidado y delicadeza, se pone su mejor perfume, mientras escucha música y piensa en esa persona con una sonrisa de oreja a oreja, sabiendo que solo lo que la hacía feliz era verlo unas simples horas, minutos, segundos. Ella no pedía nada más, porque sabía que no habría mucho más.
Llega la hora de la partida, y la emoción comienza a resurgir por todo el cuerpo, pero ella quiere que no lo noten, quiere lucir normal y corriente, como una mujer más, que simplemente salía a pasear.
Ella lo espera, lo espera, lo espera, pensó que iba a aparecer, que lo iba a ver, y que iba a ser feliz como un niño con un nuevo juguete. Ella se divierte, la pasa bien... Pero siente que falta algo, siente un vacío en el corazón, y teme a sentir una desilusión.... Nuevamente.
El paseo terminó, y él nunca apareció. Ella disfrutó, pero su corazón salió lastimado, porque pensó que lo iba a volver a ver. Creyó en algo inexistente, en una realidad irreal que solo existe en su cabeza porque, desgraciadamente, su corazón sigue esperando algo que no va a pasar nunca, y le resulta cada día más difícil lidiar con esa realidad irreal.
Ella se arregló, se peinó, se puso su mejor ropa, se maquilló con cuidado y delicadeza, se puso su mejor perfume... Simplemente para que sus ojos no brillen y para darse cuenta de que él es más importante de lo que había pensado.
Ella se acostó con un mambo en su cabeza, con ideas sin entender, con el brillo apagado.
Ella se durmió con una lágrima en su mejilla y una desilusión en su corazón.
"Que caro que es el amor", piensa ella.